NO TE SIENTAS CULPABLE: La Maternidad Te Vuela la Cabeza, y es Por Culpa de Tu Cerebro

El show de terror que nadie te contó ( o al menos a mí)
A ver, seamos honestos: todo el mundo te habla del amor que sientes cuando lo ves por primera vez, de la ropita y de lo maravilloso que es. Pero nadie te dice que, por dentro, te espera una revolución total. Si sientes que estás en una montaña rusa emocional, que te enfadas por nada, o que esa alegría que "deberías" sentir no llega... ¡Tranquila! No eres tú, es tu cerebro haciendo una remodelación completa. Me costó entender y darme cuenta que no era yo la que estaba fallando, que no era una mala madre por no sentir aquello que tan descaradamente me habían descrito sobre la maternidad. de reopente sentía como si tuviera doble personalidad, por un lado sentía un amor puro por aquella niña tan preciosa que estaba en mis brazos tras una cesárea, y por otro lado sentía como si ella fuera una extraña, ¿ esto era un sueño o estaba pasando de verdad? Me acababa de convertir en mamá y ya no había vuelta atrás, ya no estaba sola, ya no tenía intimidad, las 24 horas del día eran por y para ella y el mundo se me venía abajo.
El dolor secreto: Cuando la crianza quema
Más allá de la ciencia, está el sentimiento. Si estás viviendo la Depresión Perinatal, sabes exactamente cómo se siente:
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La Soledad en Multitud: Estás rodeada de gente, pero te sientes profundamente sola. Todos miran al bebé, todos preguntan por el bebé, pero nadie te mira a ti. El mundo asume que tu taza emocional está llena solo porque el bebé está aquí. Y lo peor, sientes que nadie te comprende realmente.
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La Culpa que Agota: Sientes que eres una impostora. Te llegan esos pensamientos terribles a veces: “No puedo con esto”, “Ojalá no fuera madre” o “Extraño mi vida anterior”. Esos pensamientos no te hacen mala persona ni mala madre; son el grito de socorro de una mente agotada. Te sientes culpable por existir, por pensar y por necesitar.
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El Vacío de Afecto: Estás dando todo el cariño físico y emocional del mundo a ese nuevo ser, pero ¿quién te lo da a ti? La falta de cariño y de atención hacia ti misma se vuelve un agujero. Necesitas que te cuiden, te abracen y te pregunten cómo estás tú, sin que sea una extensión de la pregunta sobre el bebé.
La ciencia del mal rollo: ¿ Por qué te pones así?
Cuando hablamos de depresión en el embarazo o postparto, no es un simple "bajón". Es un cortocircuito en el panel de control. Mira cómo funciona:
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El Cerebro en Modo Alarma Roja: Tu mente, por naturaleza, se vuelve hiperprotectora. Esto hace que la zona de tu cerebro que detecta el peligro (la amígdala) se ponga a tope. ¿El resultado? Ansiedad, miedo constante y una irritabilidad que te hace saltar por el más mínimo ruido. Estás literalmente agotada de estar siempre en guardia.
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La Desconexión del Placer: Deberías estar sintiendo esa explosión de felicidad al mirar a tu bebé (gracias a la dopamina y la oxitocina), ¿verdad? Pues en la depresión, esa conexión se interrumpe. Haces todo el esfuerzo físico y mental de ser madre, pero el cerebro no te da el "premio" químico que te mereces. Por eso sientes ese vacío o esa desconexión.
En resumen: Tu cerebro está trabajando al triple para proteger a tu bebé, pero se le ha olvidado cómo darte las gracias por ello.
El Poder de Parar el Tren: Dos Cosas Que Sí Puedes Hacer
La mente en el postparto es súper flexible. Podemos enseñarle a salir de este bucle. Aquí no hay trucos de magia, hay trabajo mental dirigido:
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Paso 1: Ponle Nombre a la Voz del Miedo: Esa voz que te dice "eres mala madre" o que teme que algo malo pase es solo el "ruido" de tu zona de alarma. En terapia, aprendemos a no ser esa voz. Simplemente la etiquetas ("Ah, mira, es mi alarma gritando otra vez") y sigues con lo tuyo. Le quitas el poder.
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Paso 2: Engaña a tu Cerebro con "Mini-Premios": Si no puedes sentir la recompensa al 100%, empieza por el 10%. Date cinco minutos de placer intencional (un café caliente, sentir el sol en la cara, escuchar tu canción favorita). Estas pequeñas acciones son como mini-reinicios mentales para enseñarle a tu cerebro que el placer y la calma siguen siendo accesibles.
No esperes a tocar fondo para pedir ayuda profesional. Buscar a un experto es la decisión más pro y más inteligente que puedes tomar. Estás remodelando un cerebro para toda la vida, no puedes hacerlo sola.
Si has sentido esa soledad, ¿qué pequeña cosa te hizo sentir vista hoy? Hablemos de esto sin filtros.
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