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Resiliencia

El concepto se comenzó a emplear en la física y fue Michael Rutter quien lo acuñó en 1972 para las ciencias sociales. El principio de sus estudios sobre  la resiliencia se centró en personas que resistían y seguían adelante sin rendirse a pesar de la adversidad, gente en  campos de concentración, niños pobres que habitan en las calles o mujeres maltratadas, a este tipo de personas que resistían a pesar de la negatividad de su entorno se le llamó “resilientes”. Ser resilientes no significa invulnerabilidad, estas personas también lo pasan mal y sufren pero tienen capacidad para darle la vuelta y buscar una mejor calidad de vida a pesar de sus circunstancias.

 

¿Qué es lo que hace que estas personas tengan esta capacidad? 

 

Si hay alguien a quien debemos conocer al hablar de resiliencia, es a Emmy Elizabeth Werner después de haber estudiado durante 32 años a personas de la isla hawaiana de Kauai que habían crecido en dichas condiciones. Inició su estudio con una muestra de 700 niños recién nacidos procedentes de familias que vivían en situaciones desfavorables de pobreza, desestructuración, enfermedades mentales, alcoholismo…

 

En sus resultados observó que el 30% de los niños no sólo no desarrolló ninguna patología sino que vivía una vida completamente normal, con un desarrollo sano y positivo. Los resultados concluyeron que esos niños resilientes tenían algo en común, todos contaban con al menos una figura de apego que no tenía por qué ser un familiar, que les aceptaba incondicionalmente, independientemente de sus características físicas, inteligencia o temperamento.

 

Werner tras este descubrimiento concluyó que: “la influencia más positiva para ellos es una relación cariñosa y estrecha con un adulto significativo.”

 

Por lo tanto la resiliencia no es una característica que la gente posee o no posee sino que se compone por conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona, es la capacidad que tenemos de adaptarnos y afrontar las situaciones menos favorables, todos los seres vivos tienen esta herramienta a su disposición pero se manifiesta de maneras diferentes.

 

Características de las personas resilientes

 

 Una de las características principales de una persona resiliente es que  conocen el origen de su problema ya que son conscientes de lo que ocurre en su interior, las dificultades que suceden en su vida no creen que sean un aspecto negativo sino que las ven como unas oportunidades para aprender.

 

 Saben comprender sus emociones y de esta manera pueden gestionarlas con naturalidad y calma. Para ellos son estados pasajeros de su mente por lo que aprende de ellas, las escucha  y las analiza.

 

Saben estar calmados en todo momento, se adaptan emocionalmente a la situación y la observan desde fuera para de esta manera analizan lo que está ocurriendo y poder solventar el problema.

 

Son personas que se conocen bien, conocen sus virtudes y sus defectos, los aceptan y son capaces de perdonarse por ello. E intentan mejorar como personas.

 

Son altamente empáticas son capaces de entender a la otra persona, comprenden su perspectiva y la aceptan, esto hace que sus relaciones  puedan ser fructíferas y positivas.

 

No se asustan fácilmente ante situaciones ambiguas o cambiantes. Por ejemplo en momentos de presión sacan adelante proyectos laborales que tal vez detendrían a otros trabajadores.

 

Cultivan estrechas relaciones positivas con los demás, se rodean de gente que les apoya y a quienes pueden pedir ayuda. Tienen la capacidad de desarrollar vínculos fuertes y saludables que tal vez tuvieron en su infancia.

 

Son capaces de reírse de  sus desgracias  lo que les aleja emocionalmente del dolor y esto hace que tengan un mejor estado de ánimo.

 

 

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