En cada amanecer el sol vuelve a brillar cada día a tu alrededor, es un contínuo que no deja de funcionar, da igual como haya sido el día anterior, da igual si en alguna parte hay nubes que tapan todo su esplendor, él sale todos los días sin importarle más que seguir con su movimiento, sabe que tiene una misión muy importante en la vida, sabe que es único por eso desempeña cada día su trabajo y cada día actúa viviendo el momento presente , sabe que es lo único que existe y no se para a pensar en lamentarse por lo que hizo o preocuparse por lo que hará.
No se para a pensar si hay personas que lo maldicen porque se ha acercado demasiado y se abrasan de calor o hay personas que lo añoran porque se alejó demasiado y necesitan su calor.
No se para a odiar a las nubes porque impiden que brille en todo su esplendor, no odia al viento ni a la lluvia.... el sol simplemente sabe lo que tiene que hacer y que preocuparse por lo que opinen solo servirá para que no desempeñe bien su trabajo.
El sol no odia a los que lo odian a él, pues sabe que con el odio hacia otra persona no perjudicas a esa persona, simplemente sabe que al único que perjudica es a él, sabe que así entonces no brillará con el mismo color y mientras la otra persona seguirá con su vida normal, por lo tanto no odia y simplemente perdona, olvida y sigue con su vida.
Por eso aunque haya viento y marea, aunque arrasen las tormentas y los rayos lo intenten atemorizar, el sol solo sabe mirar hacia adelante, se centra en aquello para lo que nació, en su talento, en su esencia.
Sus años de experiencia le enseñaron que en la vida siempre hay quien pone pegas u obstáculos, siempre hay quien está de acuerdo con su actuación pero también habrá quien no, sabe que aunque en un lugar haya nubes que tapen su brillo, habrá otros lugares en los que nada le impida brillar y otros en los que aunque no logre brillar por completo habrá huecos por los que podrá o momentos que lo dejarán.
El sol sabe que si deja que todas las circunstancias externas cambien su actitud ante la vida, la culpa de dejarse arrastrar por lo externo no la tiene nada más que él mismo porque dejaría de realizar su trabajo, dejaría atrás su misión en la vida por unos cuántos que ven la vida desde otra perspectiva y sabe que con esa actitud no se arregla nada, al revés empeora porque al dejarse arrastrar no está haciendo aquello que más feliz le hace.
Sabe que hay millones de opiniones en la vida y que ninguna en sí es la mejor por eso no se deja arrastrar por otros comentarios u otras opiniones, simplemente respeta a los que no piensan como él y no se enfada, porque sabe que si se enfada lo único que consigue es estar él mal y cuando uno está enfadado hay un velo que impide ver el mundo tal y como es, todo lo ves más oscuro, perverso y eso a su vez hace que aún se sienta peor consigo mismo.
Cada uno de nosotros somos como el sol, tenemos una misión que es la que nos hace o nos hará brillar, a veces por circunstancias nos dejamos arrastrar por la opinión de otros o no hacemos algo por miedo e inseguridad entonces seguimos nuestra vida haciendo lo que otros aconsejan que es mejor para nosotros y es entonces cuando nuestra esencia es escondida y al no poder brillar nos sentimos depresivos, tristes, odiamos..... pero nunca es tarde para recuperar la esencia, simplemente hay que conectar con nuestro interior y darse cuenta de qué es lo que nos dice, puede ser que cueste escucharlo pues en ocasiones está tan escondido que a penas se escucha su voz, pero ten paciencia dedícale su tiempo a escucharte y tarde o temprano volverás a saber cual es tu misión en la vida.
Acuérdate del sol y saca de tu interior todas esas emociones negativas que no te están haciendo ningún bien, no mires los errores del pasado y no te atormentes por lo que pueda pasar después.... solo controlando el presente es cuando se consigue la mayor felicidad, la plenitud y la paz.
Recuerda que todos somos soles, que la luz la llevamos dentro y que solo depende de nosotros el que vivamos con el brillo de ser quien somos o en la oscuridad del miedo a brillar.
Escrito por la Psicóloga Raquel Alarcón Molina. ( Centro de psicología en Avda. General Gutiérrez Mellado, 9, 1ª planta. Edificio Centrofama, Murcia).
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